sábado, 29 de febrero de 2020

Un amor de Redon (Ricardo Lladosa)




Este escritor zaragozano, en su segunda novela, cuenta una historia basada en aspectos reales de la vida del pintor protagonista, Odilon Redon (1840-1916), quien al comienzo del libro recibe el encargo de pintar unos óleos para decorar el castillo de Pantenac, del matrimonio Lévy, situado cerca de Burdeos.
Podría decirse que hay tres temas esenciales. Uno, la relación de admiración y gran afecto que comienza a desarrollarse entre el pintor y la señora Lévy, plagada de alabanzas artísticas que permiten que el lector conozca el contexto cultural del momento. En segundo lugar, el arte en sí y el deseo de desarrollarlo, de pintar, de escribir, de cartearse con otros artistas y amigos como modo de recabar sugerencias y compartir nuevas ideas. Y tres, un misterio que surge en el castillo, de tintes góticos, relacionado con ruidos extraños, posibles fantasmas y la madrugada.
La manera más rápida de describir mi opinión de esta novela es diciendo que en un primer momento me pareció muy lenta, escrita con una prosa cuidada pero radicalmente carente de diálogos, y me hizo plantearme si realmente quería proseguir su lectura. Poco a poco, ayudado por un poquito más de acción en la trama, más diálogos y una narración, repito, cuidada y agradable que permite conocer bien a Redon y sus pensamientos, mi curiosidad creció. A partir de la segunda mitad del libro aproximadamente, que apenas tiene doscientas páginas, me di cuenta de que ya estaba claramente interesado en los personajes principales y en lo que sería de ellos de allí en adelante.
No me atrevo a recomendarla, a pesar de haberme terminado agradando, porque es una novela muy pausada, con aire elitista en el sentido de que se habla constantemente de arte, artistas e incluso algunos (como Gauguin, Gide o Mallarmé) aparecen secundariamente, y el lector que desee un texto ágil, meramente entretenido y muy sencillo de digerir podrá con cierta probabilidad atragantarse o al menos verse forzado a adaptarse a un ritmo tranquilo y descriptivo.
Como he dicho en otras ocasiones, me parece siempre acertado que se aproveche una novela para recoger algún hecho o personaje real, lo cual permite a quien se acerque a estas páginas descubrir, si no lo conocía, a este pintor, que por cierto en su vida real mantuvo cierto anonimato hasta que se publicó una novela de culto en 1884 de Joris-Karl Huysmans, titulada A contrapelo, en la que aparece un aristócrata decadente que colecciona dibujos de Redon.

miércoles, 19 de febrero de 2020

La dependienta (Sayaka Murata)


Título original: Konbini Ningen.


En primera persona, Keiko Furukura nos cuenta su vida como trabajadora en una konbini, un supermercado japonés que abre veinticuatro horas al día. Se siente una persona extraña, que no encaja en lo que aparentemente la sociedad espera de ella, pues a sus treinta y seis años no tiene pareja ni hijos, continúa en ese trabajo por horas, gestiona mal la incertidumbre de la vida y encuentra en ese trabajo que las cosas son predecibles y que sabe lo que tiene que hacer. 
Es una novela sencilla, cortita y que apela a ese lado del lector que se ha sentido alguna vez diferente o inadaptado. Si bien cuesta imaginar un caso tan intenso o extremo como el de la protagonista en la realidad, al mismo tiempo probablemente existan personas que en cierto grado encuentran áreas de su vida a las que, como esta dependienta, se agarran para poder continuar adelante. 

Lo mejor y lo peor de este libro es que lo que cuenta simplemente es eso. De un modo sencillísimo de leer, con poquitos personajes y provocando reflexión. Una escritora a tener en cuenta, sin duda.

viernes, 14 de febrero de 2020

Rituales (Álvaro Ortiz)



En esta novela gráfica algunos personajes, que viven en diferentes lugares (en distinto países) entran en contacto con unas extrañas figuritas, que aparecen en la portada que puedes ver, con ojos grandes y un pene descomunal. Cuando alguien posee una de estas figuras, habitualmente algo extraño le sucede, generalmente bastante malo.
En un principio la historia me atrapó mucho, me intrigaba qué pasaba con este misterio. Poco a poco fui descubriendo que no hay -al menos que yo haya visto- demasiada relación entre los personajes, salvo la figurita y la mala suerte, y que conforme avanzaba en la lectura y sobrepasaba la mitad de la historia, la cosa no parecía avanzar en ninguna dirección. Sorprendentemente, uno termina la última página y se queda igual que estaba: sin entender nada.
Incluso si resultase que en una segunda lectura más de seguido (pues lo he leído a cachos, a días sueltos) viese alguna conexión entre los acontecimientos descritos y sus diversos personajes, creo que se cuentan historias que no se desarrollan y cuyo encanto no he llegado a entender, en consecuencia.
Me ha gustado estéticamente, tanto por el dibujo y los colores como por las viñetas en general pequeñitas en una distribución como muy organizada y coqueta a nivel visual, pero me ha dejado la sensación de haber perdido bastante el tiempo. Hay novelas gráficas pensadas, emotivas y bonitas que merecen mucho más la pena.

lunes, 3 de febrero de 2020

Nada es tan terrible (Rafael Santandreu)



No es en absoluto el primer libro que este conocido psicólogo publica, aunque sí el primero que leo. Si bien cuando lo he visto por la tele me ha parecido interesante y al mismo tiempo me ha provocado una pequeña sensación de rechazo, como si a nivel personal fuese a costarme congeniar realmente con él, ha sido una delicia leer estas páginas, pues vienen cargadas de positividad, ánimo para desarrollar estrategias de psicología cognitiva y a veces también conductual, y nos proporciona unas cuantas herramientas para vivir con una mejor actitud. 
A lo largo de los numerosos capítulos se plantean diferentes situaciones: el trabajo, la negatividad mental, los complejos, la relación de pareja, nuestra vida social... En todas ellas se pueden experimentar dificultades y Santandreu proporciona, primero, ideas amables que hacen ver al lector que buena parte del posible sufrimiento depende de uno mismo, de cómo encare o interprete lo que le está sucediendo. Después, se ponen ejemplos de los pasos a seguir para llevar bien tal dificultad y, sobre todo en los casos que hacen la vida del paciente extremadamente compleja, se dan muchas ideas y ejemplos para ser perseverante y exitoso frente a ese reto.
El propio autor advierte desde el principio que ni un libro como éste ni una sesión con un psicólogo nos va a servir de nada; lo que realmente cuenta es la puesta en práctica cotidiana y constante de los pasos científicamente comprobados como efectivos. Mientras me decido a ponerme a ello, diré por ahora que una vida plena, tranquila y que fluya con el día a día parece posible y estas páginas, solo con su lectura, aportan un punto de alegría y paz que animan a ir por ese camino.