martes, 26 de junio de 2012

El descubrimiento de la intimidad y otros ensayos (Juan José López Ibor).


Hace tiempo, ya unos cuantos años, pasé por una librería que se estaba quitando de encima libros de la colección Austral, que si no me equivoco están descatalogados hace milenios, a precios irrisorios. Había títulos interesantes y en un arranque de, en este caso, sano consumismo adquirí varios.
Uno fue éste. Al leer el título, quizá penséis, como yo, que se trata de un conjunto de ensayos excesivamente profundos que dormirían al más atrevido. ¿Pues sabéis qué? Que si pensáis así, daréis en el clavo.
El caso es que el título era llamativo y de vez en cuando me gusta atreverme con lecturas que sé que van a ser arduas. Esta vez he ido demasiado lejos y me he encontrado con unas reflexiones interesantísimas (dicha sea esta palabra literal pero también  irónicamemente) que a menudo no era capaz de seguir bien o, eso prácticamente siempre, olvidaba al poco de cerrar las páginas.
Los títulos de otros de los ensayos contenidos en este no muy extenso volumen –aunque, como digo, denso- son “La literatura de la condición humana”, “El mensaje del superrealismo”, “Nietzsche y su psicología” o “La idea del hombre en la biología moderna”.
Sigo pensando que toca temas interesantes. Temas que rozan áreas variadas, desde la literatura hasta la biología o la filosofía (a veces innecesariamente impregnados por las creencias religiosas del autor). Me gusta intentar aprender algo acerca de estos ámbitos del conocimiento, porque quiero pensar que sólo hace falta alguien que sepa transmitir bien las ideas a un público que tenga conocimientos muy básicos sobre ellos. Por desgracia, a mí no me ha parecido que éste sea el caso, lo cual no quita para que en ocasiones me haya encontrado alguna idea que me haya resultado interesante; pero, como digo, he olvidado fácilmente lo leído y a veces la mera redacción de las ideas y un vocabulario algo técnico y/o difícil no facilitaban la tarea.
Seguiré, sin embargo, intentando encontrar títulos que me puedan acercar a terrenos tan imponentes como la filosofía. Si vosotros pensáis como yo, os animo a que lo intentéis.
Cabe señalar que al final del libro viene una extensa lista de interesantes títulos de Austral que seguramente no sean difíciles de encontrar en las bibliotecas.

domingo, 24 de junio de 2012

Maquiavelo: el complot (Magdalena Lasala).


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La autora es zaragozana, lo cual me alegra ya que, si todas sus novelas son tan sólidas como ésta, se trata de una escritora cuando menos seria y preparada.
Escribe, entre otras cosas, novelas históricas como ésta. Al final del libro se molesta en explicar, en una especie de apéndice, qué personajes (o rasgos de los mismos) son ficticios o reales y muestra la amplia bibliografía que consultó para contextualizar la historia que nos narra.
Esta historia tiene lugar durante el siglo XVI, en Florencia y presta una enorme atención a las tensiones políticas entre los Médicis y la república que procura desarrollarse en la ciudad a pesar de las reticencias de quienes, ricos por tradición, ven peligrar su eterna superioridad. Maquiavelo, personaje fundamental que se nos retrata a la perfección –y que no es el único bien conocido que aparece en las páginas, ya que también nos encontramos con Leonardo da Vinci o Miguel Ángel-, carece de un apellido con abolengo que le permita encontrar el camino de crear en la práctica la forma de gobierno perfecta para su amada Florencia y para la unión de toda Italia. Sin embargo, sí que posee las cualidad necesarias para estudiar y adivinar las formas de pensar de quienes tienen en sus manos la capacidad de hacer historia, por lo que no cejará en su empeño de popularizar entre ellos y entre la gente llana unas ideas nuevas que a muchos parecen no convencer.
Como he indicado al principio, creo que se trata de una historia narrada con una base histórica muy buena. Sin duda, aunque con un quizá inevitable exceso de nombres propios que hicieron la Historia real, el lector termina entendiendo bien los intereses que movían a los poderosos a actuar como lo hicieron y el papel que reyes, nobles, la iglesia… jugaban en el devenir de los acontecimientos. Puede que la novela sea excesivamente minuciosa en lo que se refiere a la descripción del contexto histórico y se eche de menos que se centre un poquito más en conocer el interior de algunos personajes secundarios; a modo de ejemplo, durante el primer capítulo la narración era tan ardua y tan histórica que me vi obligado a echar un vistazo a las tapas del libro para asegurarme de que efectivamente estaba leyendo una novela y de que no había tomado de la biblioteca por error un ensayo sobre los Médicis.
Pero si nos hacemos con ese pequeño exceso de densidad descriptiva, poco a poco se lee bien y termina gustando. Creo que merece la pena si aceptamos que no se trata de la lectura más sencilla ni amena que podemos encontrar dentro del género de la novela histórica
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sábado, 16 de junio de 2012

Las hijas de Sara

Es una autora que, en su libro de relatos "El mes más cruel" me atrajo porque escribe de un modo un tanto misterioso, críptico, como translúcido; a menudo deja la sensación de que hay aspectos de los personajes o de la historia que se narra que se dejan sin explicar o que quedan en manos del lector para que los hilvane como considere oportuno.
El problema es que en aquel libro de relatos la cosa me gustó, pero en Las hijas de Sara, que no es una novela larga pero tiene sus doscientas páginas, esas mismas características terminan por hastiar.
Se narra la historia de una familia que vive en una casa levantada en mitad de la nada, en una zona desértica, a bastantes kilómetros de una ciudad. Hay una convivencia tensa y poco a poco se van dando pistas de los porqués. Y sin duda Pilar Adón sabe darle cierto misterio a los pequeños o grandes secretos que la vida de cada uno de ellos encierra, pues de hecho la lectura atrapa hasta cierto punto y consigue que se desee saber qué pudo suceder anteriormente para que la relación de la familia parezca tan deteriorada. El problema viene cuando, como he adelantado, descubrimos que el final de la novela no es esclarecedor y nos deja con casi tanta incertidumbre como al principio.
¿Es necesario saber todo para que la lectura de un libro haya merecido la pena, o acaso no sabemos saborear una historia bien escrita si no satisface nuestra ávida curiosidad? Una vez más, cada lector opinará de un modo distinto.
De lo que no cabe duda es de que Pilar Adón tiene un estilo propio, y quizá por ello valga la pena darle una oportunidad.

lunes, 11 de junio de 2012

Libros prosaicos.

Creo este blog con la modesta pretensión de que quien acierte a caer por aquí disponga de una opinión más a la hora de elegir su próxima lectura.
Las recomendaciones, o desrecomendaciones, serán siempre de lecturas en prosa, de ahí el nombre de este blog.
Comenzamos.