sábado, 29 de junio de 2013

El año 1000 (Robert Lacey y Danny Danziger).




Título original: The year 1000.
Aunque a raíz del subtítulo del libro supuse que iba a encontrarme con un estudio algo más psicológico, en realidad estamos ante una explicación histórica y social –de lo cotidiano- de cómo era la vida en la Inglaterra del año 1000. También es cierto que la documentación que se guarda de aquellos años probablemente no es lo suficientemente extensa y detallada como para permitir el análisis psicológico que yo esperaba encontrar.
También resulta algo engañoso que haga referencia al cambio de milenio, cosa que fue aprovechada en su momento cuando se publicó la edición española (se acercaba el año 2000).
Una vez aclarado esto, si os animais a leer el libro os encontrareis con que, mes por mes (de nuestro calendario, cuyo origen también se trata), se cuenta cómo era la vida cotidiana por aquel entonces: la siembra, el abrigo, los remedios caseros, la muerte, las creencias…
Creo que no se profundiza demasiado en ninguno de los temas que trata. Si combinamos este aspecto con que cuando se dan muchos nombres y fechas éstos tienden a olvidárseme tan pronto como los he leído, en esencia puedo decir que después de acabar el texto me debe de haber dejado bastante poco poso. Soy más de entender ideas, no de leer un cúmulo de datos no del todo conectados, aunque sean curiosos por momentos.

En fin, se lee más o menos bien si os pica la curiosidad.

viernes, 28 de junio de 2013

The summer before the dark (Doris Lessing)





Título en español: El ultimo verano de Mrs. Brown.

La autora recibió el premió Nobel.
En este libro narra la historia de Kate Brown, una mujer de cuarenta y tantos años que, tras muchos cuidando a su familia y el hogar, recibe la oportunidad de trabajar como traductora aprovechando sus buenos conocimientos de portugués. Desde ese momento vivirá diversas situaciones que la sacarán cada vez más de su anterior yo y le permitirá reflexionar sobre lo que ha sido, es y desea ser.
Tiene mucho mérito que una novela permita pensar profundamente acerca del paso del tiempo, de si estamos de acuerdo con el sentido que hemos ido dando a nuestra vida –o siquiera de si hemos sabido darle el sentido que queríamos-. Pero con este libro he debido hacer algo que muchos años antes prometí no hacer más: terminar una lectura que no me estaba convenciendo.
Podrá ser su estilo detallista, o su tremenda lentitud en que llegue la “chicha” de la historia, o quizá simplemente que yo deba cumplir quince o veinte años más para poder sentirme más identificado con las legítimas cavilaciones que asedian la mente de la protagonista. Pero, salvo algunas breves y contadas ocasiones, no he terminado de sentir que lo que se me contaba o lo que sucedía me estuviese invitando a continuar con la lectura.
Seguramente, como digo, se trate de un libro para alguien que esté por lo menos acercándose a los cincuenta. Ignoraré la literatura de Lessing hasta entonces, porque han sido las doscientas páginas más duras que he leído en mucho tiempo.


lunes, 24 de junio de 2013

Vanidad, vitalidad, virilidad (John Emsley).




Título original: Vanity, vitality and virility.
El autor habla de diversas sustancias que utilizamos con frecuencia: el aluminio, el litio, los hidrocarburos poliméricos para los chicles… y cada sustancia o grupo de sustancias está englobado en un capítulo, que puede ser por ejemplo el de la mente y cómo hacemos para mejorarla o mantenerla (alzheimer, antidepresivos, etc.).
El libro puede ser interesante especialmente a modo de consulta, puesto que trata de acercar al lector al mundo de la química y a relativizar o desmitificar ciertas cuestiones que a menudo nacen del erróneo concepto de que todo lo natural es mejor que lo modificado por el ser humano.
Puede que el libro, efectivamente, contribuya activamente a quitar el miedo un poquito. Sin embargo, ese intento queda empañado por un segundo objetivo del autor: introducir al lector en el mundo de la química. He acabado saturado de leer nombres larguísimos de compuestos, nombres que sólo concibo como entretenimiento para trabalenguas y que no me han ayudado en absoluto a hacerme la química más cercana y atractiva.
Quizá es inevitable que la química sea algo abstrusa e inalcanzable: como digo, salvo a modo de consulta, en líneas generales la lectura se me ha hecho bastante cuesta arriba.