miércoles, 25 de marzo de 2015

Perfiles (Woody Allen)



Título original: Side effects.
El célebre escritor, director de cine, etc. nos muestra una vez más su creatividad sin límites con relatos breves sin pies ni cabeza. Su absurdo sentido del humor queda una vez más patente y, aunque otros recopilatorios de “lindezas” suyas me han gustado más, de nuevo he encontrado buen humor en la mayoría de sus páginas. Creo que me atraen especialmente las partes escritas como obras de teatro.
No merece la pena extenderme más, ya que todo el mundo conoce a Allen. Copiaré simplemente el texto que aparece en la contraportada de esta edición: “Según los astrónomos modernos, el espacio es finito. Parece una noción confortante, en particular para aquellas personas que nunca se acuerdan de dónde han puesto las cosas.”

viernes, 20 de marzo de 2015

La intoxicación lingüística (Vicente Romano)




Se trata de un libro curioso que reflexiona acerca del uso torticero de las palabras para engalanar la realidad; algo a lo que estamos acostumbrados aparentemente pero que traspasa nuestra piel y nos hace vivir algunas cosas de un modo tranquilo y menos reflexivo que el que éstas merecen. Lo más sorprendente, a mi juicio, de un texto que aparentemente se va a limitar a analizar eufemismos es que cuando lo hace presta atención –en cada capítulo- a un aspecto de la realidad (la educación, la política…) y en ese proceso dedica casi la misma cantidad de palabras a destripar el uso del idioma como a criticar la política, la utilización de los medios de comunicación, el abuso de los poderosos, etc.

En resumidas cuentas, sale uno repleto de pensamientos lingüísticos y de crítica sesuda de la sociedad, así como de citas de otros libros que a buen seguro también son dignos de nuestra lectura.

martes, 3 de marzo de 2015

Portugal (Cyril Pedrosa)



Se narra un momento de la vida de Simon Muchat, en el que su relación de pareja no pasa por su mejor momento; en parte debido a que su carrera como dibujante de cómics tampoco está muy inspirada y en parte debido a otros motivos que él mismo no acierta a aclarar. A partir de ese instante iremos conociendo sus antepasados portugueses, su vida en Francia… y Simon comenzará a bucear, viajando tanto literal como metafóricamente, en sus raíces y en los porqués de su vida actual.
Este cómic, escrito originalmente en francés bajo el mismo título, muestra una estética que, lejos de ser capaz de describirla, me ha atraído y también ha gustado a la crítica especializada –o más especializada desde luego que yo-. A pesar de ser publicado en un formato bastante grande, un cierto porcentaje de páginas posee viñetas muy pequeñas con bastante diálogo, quizá más que de costumbre, y por supuesto se combina con otras de poco diálogo y dibujo o viñetas más grandes. Eso y el cambio en el uso de colores según el episodio narrativo hace la lectura agradable y más interesante si cabe.
Conforme la lectura avanza –con textos  a veces en portugués por exigencias del guión-, se observa que Simon es un personaje interesante y que su entorno es complejo y rica y acertadamente descrito. Una vez más, me rindo ante el modo singular en que un cómic logra transmitir con respecto a libros “sin dibujos”.