miércoles, 23 de octubre de 2019

Canciones ligeras (Miguel Mena)




Irene, la protagonista de este libro en torno a la cual pivotan el resto de los personajes, tiene poco más de veinte años a mediados del siglo XX en Madrid y le interesa el mundo de la canción, aunque al mismo tiempo está haciendo una formación exhaustiva de Secretariado. Debatiéndose entre la pasión y la seguridad, comienza a conocer a Nick, un militar que trabaja en la base americana y del cual se enamora. Pronto algo sucederá que le hará replantearse su vida.
Además de eso, los otros personajes ayudan a mostrar la España del momento: amigos que hacen de extra en películas monumentales estadounidenses, compañeros de la escuela artística, la madre y sus ideas distintas a las de la hija, amistades homosexuales, conocidos que le informan sobre el mundo de la canción...
Poco más se puede contar sin revelar mucho más de la trama. En un primer momento, quinientas páginas, o casi, me daban algo de pereza. Sin embargo, pronto descubrí que se leen con bastante facilidad y el autor nos hace ponernos en la piel de Irene enseguida. En líneas generales, aunque es indiscutible que este texto permite conocer y ver reflejado cuán diferente era la vida en plena dictadura franquista respecto a la actual, lo que se cuenta me ha interesado lo justo, pues no deja de ser una chica o mujer joven tratando de salir adelante con sus circunstancias, alegrías y penas y tengo cierta tendencia a que las desventuras de un personaje de ficción me importen poco. Pero una vez puestos en harina, como digo se lee con bastante interés, la prosa resulta dinámica, con los diálogos suficientes para que el conjunto resulte ágil, y si bien desconozco el resto de la obra de Mena (salvo Alcohol de quemar, que comenté hace unos meses), por lo que no puedo saber si me hallo ante una obra particularmente buena suya o peor, sí que puedo afirmar que permite pasar un rato agradable y llegar a sentir aprecio por algunos de los protagonistas. 

domingo, 13 de octubre de 2019

El faquir (Ramiro A. Calle)



El autor, experto en yoga y orientalismo, nos cuenta en esta novela un momento de la vida de Hernán, un hombre de mediana edad que decide viajar a la India para encontrarse a sí mismo, tras un periodo de sensación de vacío. Durante su periplo, conoceremos a la vez que él un poquito de ese país, algunos personajes más o menos evolucionados a nivel espiritual y quizá nos sentiremos reflejados en las continuas dudas y desasosiegos del protagonista. Como ya adelanta el título, un faquir proveerá a Hernán de valiosas experiencias que le ayudarán a dejar a un lado lo innecesario y a escucharse más a sí mismo.
Si bien la novela no me ha parecido particularmente llamativa, me ha entretenido y gustado, pues ando (salvando las distancias) en un momento personal similar al del personaje principal de la novela y, por diferentes circunstancias, he leído este texto muy despacio; de hecho me ha llevado varias semanas a pesar de que son poco más de trescientas páginas, e ir así, sin prisa y saboreándolo, ha sido agradable y ha ido muy en consonancia con alguno de los mensajes que se lanzan. Me parece muy acertada la constante comparación entre la actitud del funambulista y la que debe ser la nuestra al caminar por la cuerda de la vida. Cabe señalar, por si lo dicho no lo insinúa suficientemente, que acción hay poca; el lector debe asumir que es una novela de crecimiento personal. De todos modos, algunos personajes son entrañables y se siguen los hechos con interés; también debo indicar que da la sensación de que, dado lo infinito del viaje comenzado por el protagonista, Calle parece no saber bien cómo terminar la trama, así que el final no es tal o queda bastante abierto.
Una novela para paladear detenidamente, con algunas afirmaciones para reflexionar, y sin duda un autor que tiene mucho que contar o que, más exactamente, ya lo viene contando mediante otras novelas, ensayos y charlas desde hace tiempo.