jueves, 23 de enero de 2014

Mi país inventado (Isabel Allende)



Aunque por ahora lo (poco) que he leído de Allende me ha parecido más bien  aburrido, tenía ganas de leer algo sencillo y breve y con aires autobiográficos. Como la propia autora señala, no refleja con objetividad una parte de su vida, sino que se deja llevar subjetiva y poéticamente por sus recuerdos, por su exilio durante la dictadura chilena, por su constante ir y venir.
El lector conoce, a través de sus palabras, algo más de Chile, de sus gentes, de sus costumbres, de sus virtudes y defectos, así como de aquellos momentos de la vida de la escritora que le sirven como recurso frecuente para obtener inspiración.
Tampoco yo puedo ser objetivo y nunca lo pretendo cuando hablo de un libro –bueno, quizá un poco-. En este caso menos, pues tengo reciente mi viaje a Chile, que me gustó mucho y me ha ayudado a recuperar imágenes y recuerdos a medida que Allende citaba características, lugares, sensaciones. Creo que, como se lee con facilidad, siempre resulta de interés conocer las vivencias y sensaciones de una persona, sea conocida o no.

sábado, 11 de enero de 2014

El asesino hipocondríaco (Juan Jacinto Muñoz Rengel)




El protagonista, como adelanta el título de la novela, se encarga de buscar y matar -por encargo- a determinada persona. Pero, dada su personalidad hipocondríaca, se pone a sí mismo diferentes dificultades que le complican cumplir con lo pactado.

Ése es el planteamiento de la novela, que va intercalándose con breves relatos de personajes históricos (como Voltaire o Molière, por ejemplo) que, al menos según el narrador, también sufrieron, o creyeron sufrir, multitud de enfermedades.

Particularmente este libro no ha podido interesarme menos. No me parece divertido más allá del mero planteamiento, las situaciones son tonterías con poca más sustancia que la de un mortadelo atacando a alguien y conforme pasan las páginas no sucede nada nuevo que merezca seguir leyendo. Llegué hasta la última página por poder decir que la había terminado y dadas sus escasas doscientas páginas, pero no porque el texto lo merezca.

Eso sí, el autor parece ser un reconocido escritor de relato breve y en la contraportada se nombran suficientes escritores conocidos avalándole como para que si, como me pasa a mí, a uno no le gusta la novela, el lector se termine preguntando si es que tendrá mal gusto o criterio.

martes, 7 de enero de 2014

El clan Inugami (Seishi Yokomizo).





Título original: Inugamike no Ichizoku.
En el Japón de mediados de los años cuarenta, Sahei Inugami, poderoso jefe del grupo Inugami, muere en su mansión a los ochenta y un años. El detective Kosuke Kindaichi es solicitado para investigar posibles crímenes futuros dentro de la familia Inugami, crímenes que por supuesto empezarán a cometerse.
El lector asiste, casi desde las primeras páginas, a una trama que es sin duda heredera de las novelas de Agatha Christie, donde no faltan varias muertes raras y sangrientas, una lista de sospechosos con sus diversos motivos y un detective que, en colaboración con la policía, procurará resolver el caso antes de que se produzcan más muertes.
Me he alegrado de encontrar un nuevo autor que consiga atraparme con un misterio típico “quién lo hizo” y con pequeños giros o sorpresas en sus páginas. Engancha bastante y, aunque el desenlace no me parece particularmente deslumbrante y sí algo farragoso en su explicación, entretiene, que es de lo que se trata cuando se acude a libros como éste. Además, Kindaichi, el detective, protagoniza otras novelas que a buen seguro tendrán las mismas características que la que estoy comentando.