lunes, 27 de mayo de 2019

La casa (Paco Roca)



Varias veces al año termino recurriendo a un cómic cuando quiero leer algo ligero, ver dibujos y en definitiva acercarme a una lectura diferente. En mi habitual desinterés por los nombres, no ha sido hasta que he terminado el presente título cuando me he percatado de que su autor es el mismo que el de Arrugas, cómic bastante conocido que también existe en película y que muy probablemente guste a cualquier lector.
Si Arrugas hablaba de personas mayores, éste también, al menos tomando como excusa o punto de partida a una: el padre de los hermanos protagonistas, que ha fallecido un año atrás y cuya casa se encuentra descuidada. Los hermanos deciden ponerla en venta y mientras aparece un comprador se reúnen para hacer arreglos y recordar su infancia en la casa. Durante esos días el lector podrá conocer a los tres hermanos, a sus parejas y sus hijos y las relaciones entre ellos. Lo más bonito de la historia es, por una parte, el modo en que Roca consigue que nos acerquemos muchísimo a la figura del padre fallecido y le tomemos mucho aprecio; y por otro, cómo transmite que los hermanos tienden a mostrar dudas acerca de la venta, en especial porque sienten que con la misma olvidarían en buena medida a su padre, quizá por el mimo y las constantes obras de arreglo que éste le dedicaba.
Inadvertidamente, el lector entra en la historia y se emociona. La recomiendo. Es muy bonito, además, que al final del cómic aparezca una foto del padre de Paco Roca con el propio Paco, dejando bien claro que toda la obra ha sido directamente inspirada por la amada figura de su padre,

martes, 14 de mayo de 2019

El misterio de las coincidencias (Eduardo R. Zancolli)


En este libro Zancolli, médico argentino especializado en ortopedia y traumatología, trata de explicarnos cómo las sincronicidades fueron llevándole a informaciones que ampliaron su comprensión del mundo, se podría decir que de la existencia.
Cabe dividir el texto en dos partes. Una, la que ocupa más páginas, contiene una narración sencilla que comienza cuando algunas piezas de origen tibetano que, por impulso,  compró años atrás son trasladadas de su casa a su consulta cuando su esposa por casualidad (más bien por sincronicidad) indica que debería tirarlas a pesar de que lleva tiempo viéndolas en el hogar; ello provoca que una persona que acude a la consulta haga referencia a alguna de esas piezas tibetanas y a partir de ahí Zancolli descubra, entre otras cosas, que se necesitan médicos para un proyecto en la India tibetana, al cual se apunta sin pensarlo. A partir de ahí, nuevas coincidencias significativas para él, es decir, de nuevo sincronicidades, por las cuales se dejará llevar, le ofrecerán más y más datos y pistas, así como encuentros con maestros como lamas, Deepak Chopra y otros, que le ayudarán a encontrarse consigo mismo y a desarrollar su comprensión espiritual.
La segunda parte del libro podría considerarse aquella en que, como colofón a su periplo de experiencias, ofrece al lector las que estima que podrían ser las siete leyes de la sincronicidad y una explicación algo compleja sobre la relación o similitudes de algunas afirmaciones de la física cuántica y otras manifestadas por ciertas religiones ancestrales.
Supongo que hay muchos libros sobre este tema y quizá pueda ser buena idea dejar que el universo y sus sincronicidades nos acerquen el que mejor nos vaya a venir. Pero si os decidierais por buscar éste, una buena razón para leerlo es que el médico que nos cuenta su singular experiencia parte de una mente muy racional, muy incrédula, y muestra la modificación de su manera de pensar y de explicarse la existencia conforme transcurre el tiempo; de modo que los potenciales lectores que a priori se hallen escépticos y necesitados de una base tangible y científica para asomarse a un tema como éste se sentirán al menos un poco llevados de la mano en una narración que les mostrará situaciones y coincidencias quizá algo mágicas o no del todo verificables según los parámetros en los que habitualmente encuadran su punto de vista. 

lunes, 6 de mayo de 2019

La fuerza del optimismo (Luis Rojas Marcos)



Cayó por casualidad este libro en mis manos y seré breve diciendo que me ha ofrecido aproximadamente lo que esperaba. El médico, psiquiatra y doctor Rojas Marcos nos ofrece un estudio ameno acerca de la historia del optimismo, cómo trabajarlo, sus ventajas, en qué ámbitos de la vida se suele y debe aplicar, cómo utilizarlo de un modo adecuado... Todo ello lo explica en un estilo sencillo y asequible que contiene multitud de referencias a estudios que apoyan sus afirmaciones.
Este tipo de libros me resultan siempre agradables de leer, porque me permiten recordar que tenemos margen de maniobra ante las circunstancias, o en concreto en cuanto a nuestra disposición general ante lo que acontece. Sin embargo, siento siempre -quizá esto sea muestra de un cierto pesimismo- que estas lecturas, además de dar una serie de ideas, requieren algún apoyo u orientación más cercano, humano, cotidiano y seguido si pretendemos modificar nuestra manera de pensar, por lo que me da la sensación de que las lecturas de esta índole, aunque soy el primero que las disfruta, se suelen quedar en poco más que ratos entretenidos y motivadores. En cualquier caso, un granito de arena recomendable que puede servirnos para estar presentes de un modo más alegre y confiado.

miércoles, 1 de mayo de 2019

Marianela (Benito Pérez Galdós)



Galdós es uno de esos escritores de los que me acuerdo de vez en cuando a la hora de seleccionar nuevas lecturas pero que termino postergando, casi más por descuido y olvido que por otra cosa. No sé si sus Episodios Nacionales me entusiasmarán, pues solo leí uno por obligación en el bachillerato, pero me parece fabulosa la idea de pasar a ficción lo histórico (terreno que en el área docente no se sabe en general encauzar). Pero sí sé que más allá de los Episodios, los libros de pura ficción de este escritor me parecen interesantes.
Marianela es para mi una relectura, pues lo leí cuando tenía unos diecimuchos años. Comienzan sus páginas cuando Teodoro llega al pueblo para visitar a su hermano, y a raíz de su llegada se nos presentan otros personajes principales: Marianela, una chica pobre, físicamente poco agraciada, sin familia, mal alimentada y acogida en una casa, y Pablo, chico ciego al que Marianela hace de lazarillo. Con la llegada de Teodoro, oftalmólogo dedicado en cuerpo y alma a su trabajo, el padre de Pablo descubre que Teodoro podría operar a aquel para darle la vista que nunca tuvo. Marianela se preocupa al considerar que Pablo, si finalmente logra ver, dejará de considerarla su mejor amiga -o incluso su amor- dado su pobre aspecto físico.
Además de estos hay otros personajes, más o menos secundarios, que permiten tramas e ideas paralelas a la que acabo de describir y que dan un gran contenido a la novela. Así, llegamos a escuchar hablar (o a reflexionar nosotros a raíz de los acontecimientos) sobre el positivismo, la ciencia, sobre si la verdad se siente o hay que verla con los ojos, sobre el modo de ayudar al pobre para mejorar la sociedad, etc. Se trata de una novela de apenas ciento cincuenta páginas, no demasiados personajes y, sin embargo, una gran riqueza de contenido. Galdós aprovecha las oportunidades que brinda la narración para lanzar preguntas, deslizar puntos de vista sobre asuntos importantes de la existencia. Además, el suspense que genera la posible adquisición de vista de Pablo ayuda a que la riqueza de contenido se despliegue de un modo sencillo y suave.
Un libro bonito, cercano, triste, reflexivo, que me parece recomendable y que me abre las puertas a leer más de este escritor.