Título en español: Ojos de agua.
Cuando viajé a Galicia me quedé encantado con el acento gallego y no me pude resistir a entrar en una librería de A Coruña (Follas Novas) y preguntar si me podían recomendar una novela en gallego para alguien que desconocía la lengua, que por ello fuese sencilla de leer. Cuando me dijeron que esta novela era de misterio no necesité buscar más, ya que tengo debilidad por este género.
No sabría decir si es recomendable leer algo en gallego si no se conoce el idioma; y no sabría decirlo porque la he leído un año después de haberla comprado y habiendo terminado primero de portugués, cosa que ayuda muchísimo dadas las tremendas similitudes entre ambas lenguas. Sin haber dado nada de portugués puede que me hubiese resultado un poco excesivamente complicado enterarme bien de las cosas.
Cuestiones idiomáticas aparte, es un libro entretenido, con unos personajes principales a los que enseguida se les coge cariño y a poco que nos entretenga encontrarnos con un crimen (bastante cruel por cierto) y varios sospechosos, y jugar a descubrir quién de ellos es el asesino -todo ello ambientado en Vigo, ciudad empinada donde las haya-, os puede fácilmente hacer pasar un buen rato de sospechas. Además, existen otras novelas con el mismo personaje principal, el inspector Leo Caldas.
Me he quedado, eso sí, con la intriga de saber por qué el acompañante del inspector, un gigantón con pocas habilidades sociales y tendencia a la brutalidad y los berrinches, es un aragonés trasladado a tierras gallegas…