Un misterioso mensaje aparece en la playa dentro de una botella. Parece haber sido escrito por un náufrago, y cuando es encontrado por uno de los habitantes de la localidad, muestra poseer un contenido valiosísimo. Esta persona busca a otras que considera capaces de estimar la riqueza del escrito, y todos coinciden en que es incalculable. Consideran que puede hacer cambiar a la humanidad, que va más allá de lo imaginable. Tal es el caso que toman un barco para acercarse a una ciudad cercana y localizar a otras personas que muestren su opinión versada.
Este texto, de curioso planteamiento, no ha terminado de atraparme mucho. Como si de una historia infantil o de aventuras se tratase, asistimos en resumen a una especie de road movie en la que todo consiste en pasar el mensaje de mano en mano, imaginar como lectores lo que puede decir y generar curiosidad por conocer su contenido y por descubrir qué decidirán al final quienes están disfrutando del privilegio de acceder a su contenido. Y así avanzan las páginas, yendo de aquí para allá, sin que se llegue a ninguna conclusión más o menos satisfactoria.
Quizá, como se decía en el prólogo de El mes más cruel, de Pilar Adón, los lectores actuales estamos acostumbrados a que el autor nos explique hasta el último detalle para dejarnos satisfechos. Aquí, en esta novela, eso desde luego no sucede, y solamente nos queda imaginar.
Este texto, de curioso planteamiento, no ha terminado de atraparme mucho. Como si de una historia infantil o de aventuras se tratase, asistimos en resumen a una especie de road movie en la que todo consiste en pasar el mensaje de mano en mano, imaginar como lectores lo que puede decir y generar curiosidad por conocer su contenido y por descubrir qué decidirán al final quienes están disfrutando del privilegio de acceder a su contenido. Y así avanzan las páginas, yendo de aquí para allá, sin que se llegue a ninguna conclusión más o menos satisfactoria.
Quizá, como se decía en el prólogo de El mes más cruel, de Pilar Adón, los lectores actuales estamos acostumbrados a que el autor nos explique hasta el último detalle para dejarnos satisfechos. Aquí, en esta novela, eso desde luego no sucede, y solamente nos queda imaginar.
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