Aunque en la contraportada indican que no, no sé si porque haya parte de ficción o porque se le quiera dar un valor añadido a este texto, estas páginas son una especie de autobiografía del escritor, en la que cuenta algunos momentos de su vida y desde luego los escoge por la relevancia que han tenido para él, sin que por tanto se pretenda abarcar su vida al completo ni mucho menos, ya que estamos hablando de un libro bastante corto.
Se nos habla de episodios de su infancia, de vivencias en la universidad, de su amor a la escritura, del tiempo en que vivió en China, de su amistad con otros escritores como Javier Tomeo y Félix Romeo. Todo ello, como no puede ser de otro modo, bañado por sensaciones y opiniones personales y narrado en primera persona.
Ésta es para mí una lectura un poco extraña, esencialmente debido a que ni siquiera había escuchado hablar de este escritor, por mucho que me pese admitirlo, dado que parece ser bastante reconocido y nació y vive en Aragón. Y por eso, leer un texto de aires autobiográficos de alguien de quien no había escuchado hablar y cuya obra no conozco en absoluto me resulta, cuando menos, extraño. Pero más allá de esta peculiar circunstancia, comencé a leer los primeros capítulos -de hecho acabo de recordar que al hacerlo ni siquiera sabía que se trataba de no ficción-, me gustó cómo explicaba las cosas, y cuando me di cuenta de que aquello que se narraba era su vida real me interesó, cómo no, aún más. Le añade un encanto particular, además, encontrar nombres de artistas y localidades aragoneses, de calles zaragozanas y otras referencias familiares.
Una vez más, siento que la lectura más allá de la ficción me tiende a resultar más agradable y enriquecedora.
Ésta es para mí una lectura un poco extraña, esencialmente debido a que ni siquiera había escuchado hablar de este escritor, por mucho que me pese admitirlo, dado que parece ser bastante reconocido y nació y vive en Aragón. Y por eso, leer un texto de aires autobiográficos de alguien de quien no había escuchado hablar y cuya obra no conozco en absoluto me resulta, cuando menos, extraño. Pero más allá de esta peculiar circunstancia, comencé a leer los primeros capítulos -de hecho acabo de recordar que al hacerlo ni siquiera sabía que se trataba de no ficción-, me gustó cómo explicaba las cosas, y cuando me di cuenta de que aquello que se narraba era su vida real me interesó, cómo no, aún más. Le añade un encanto particular, además, encontrar nombres de artistas y localidades aragoneses, de calles zaragozanas y otras referencias familiares.
Una vez más, siento que la lectura más allá de la ficción me tiende a resultar más agradable y enriquecedora.
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