Título original: Peter Pan must die.
Este libro es el cuarto título de una saga comenzada con Sé lo que estás pensando, novela bastante conocida. En estos cuatro libros el planteamiento es más o menos el mismo: Dave Gurney, policía de Nueva York retirado, se ve envuelto de un modo u otro en la investigación de un caso que contiene aspectos extraños y curiosos y él, que ostenta el récord de más casos resueltos por poseer una mente excelente para ello, se adentra con placer creciente en las intrigas del asunto.
En el caso de este libro, Jack Hardwick, colega de profesión del protagonista que fue expulsado del cuerpo policial por prácticas inadecuadas en la novela anterior con la intención de ayudar a Dave a resolver el caso, acude al protagonista para que, a modo de compensación, le ayude él esta vez con un nuevo asunto. Lo que Jack Hardwick desea, en el fondo, es dejar en evidencia a otros colegas del cuerpo tratando de demostrar que una mujer, Kay, ha sido injustamente condenada por el asesinato de su marido. Dave Gurney querrá, por supuesto, ir más allá de eso y resolver el caso por completo, pues al poco de comenzar a leer sobre el mismo encuentra innumerables pruebas poco fiables y contradicciones.
Una vez más he de decir que estas páginas se leen muy bien -son más de quinientas en letra más bien pequeña, y solo me han llevado unos días-, atrapan y hacen que el misterio que presenta el asesinato por el que Kay ha sido condenada se lea con agilidad, pues presenta progresivamente más dificultades, lleva a nuevos testigos, a mayores incoherencias en la investigación... y finalmente a que alguien relacionado con todo el asunto empiece a actuar con rapidez para que quienes están removiendo el tema dejen de hacerlo lo antes posible.
Si bien es cierto que el planteamiento del caso al inicio no es particularmente original, como sí lo era en las dos primeras novelas, Sé lo que estás pensando y No abras los ojos, como digo el desarrollo es bastante ágil y la resolución del mismo, en mi opinión, satisfactoria y adecuadamente sorprendente. Además, también como en el caso de las novelas previas, en esa agilidad del texto contribuye también la relación de Gurney con su esposa y su hijo, que ocupa parte activa como una especie de trama paralela y que da una interesante humanidad a estos personajes.
Este libro es el cuarto título de una saga comenzada con Sé lo que estás pensando, novela bastante conocida. En estos cuatro libros el planteamiento es más o menos el mismo: Dave Gurney, policía de Nueva York retirado, se ve envuelto de un modo u otro en la investigación de un caso que contiene aspectos extraños y curiosos y él, que ostenta el récord de más casos resueltos por poseer una mente excelente para ello, se adentra con placer creciente en las intrigas del asunto.
En el caso de este libro, Jack Hardwick, colega de profesión del protagonista que fue expulsado del cuerpo policial por prácticas inadecuadas en la novela anterior con la intención de ayudar a Dave a resolver el caso, acude al protagonista para que, a modo de compensación, le ayude él esta vez con un nuevo asunto. Lo que Jack Hardwick desea, en el fondo, es dejar en evidencia a otros colegas del cuerpo tratando de demostrar que una mujer, Kay, ha sido injustamente condenada por el asesinato de su marido. Dave Gurney querrá, por supuesto, ir más allá de eso y resolver el caso por completo, pues al poco de comenzar a leer sobre el mismo encuentra innumerables pruebas poco fiables y contradicciones.
Una vez más he de decir que estas páginas se leen muy bien -son más de quinientas en letra más bien pequeña, y solo me han llevado unos días-, atrapan y hacen que el misterio que presenta el asesinato por el que Kay ha sido condenada se lea con agilidad, pues presenta progresivamente más dificultades, lleva a nuevos testigos, a mayores incoherencias en la investigación... y finalmente a que alguien relacionado con todo el asunto empiece a actuar con rapidez para que quienes están removiendo el tema dejen de hacerlo lo antes posible.
Si bien es cierto que el planteamiento del caso al inicio no es particularmente original, como sí lo era en las dos primeras novelas, Sé lo que estás pensando y No abras los ojos, como digo el desarrollo es bastante ágil y la resolución del mismo, en mi opinión, satisfactoria y adecuadamente sorprendente. Además, también como en el caso de las novelas previas, en esa agilidad del texto contribuye también la relación de Gurney con su esposa y su hijo, que ocupa parte activa como una especie de trama paralela y que da una interesante humanidad a estos personajes.
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