Título original: Les imposteurs.
Albert trabaja como estibador en un puerto. Un día consigue acudir a una fiesta de clase alta y se da cuenta de que envidia ese tipo de vida. Para su sorpresa, es confundido por algunos de los asistentes con un famoso escritor, lo cual le permite hacer contactos entre ellos y sumergirse con mayor profundidad en ese nuevo y desconocido mundo. ¿Podrá llegar a ser uno de ellos? Y, ¿realmente quiere ser uno de ellos?
Este cómic posee un planteamiento bastante atractivo, en mi opinión. Transcurre con una agradable lentitud que el personaje protagonista adorna con reflexiones sobre lo que ve y oye. Consigue que el lector sienta que, en algunos momentos, más que una historieta de suspense o de aventuras, se halle ante una reflexión vital, una pequeña filosofía sobre el mundo. Por otra parte, resulta muy sugerente insinuando tranquilidad, la citada reflexión interior, pausa, así como la superficialidad y hastío de esa clase alta a la que Albert aspira a incorporarse.
Una lectura más bien breve que sin duda recomiendo.
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