En una de esas peligrosas
vitrinas de bookcrossing que hacen que mi casa se llene de libros más de lo que
me gustaría, encontré hace unos meses un reflejo escrito de las jornadas a las
que hace referencia el título del librito y, a pesar de ser del año 2006, lo
cogí porque me parece un tema básico al que hay que encontrar una solución que
mire –siempre al final el mismo tema- más por lo social que por lo económico.
En las Jornadas toman la palabra
presidentes y representantes de organismos e instituciones relacionadas con la
educación y sindicatos, principalmente. Se indica la necesidad de que las
escuelas ofrezcan horarios adecuados a los laborales para hacer posible la conciliación
laboral y familiar, al mismo tiempo que se observa que esta solución debe ser
temporal, pues el verdadero camino es el opuesto: ajustar los horarios
laborales al escolar. Por otra parte, salen a relucir cuestiones como la
jornada continua y la partida en las escuelas, las escuelas públicas,
concertadas y privadas, los niños “de la llave” que pasan horas en casa a
solas, alumnos que pasan más horas en el colegio que los propios profesores,
etc.
Pasados unos años desde la publicación
de este recomendable texto, poco parece haberse avanzado. España sigue siendo
un país de muchas horas presenciales en el trabajo y, como es lógico, un
rendimiento desigual durante tantas horas. Cuando la sociedad se da cuenta de
que éste no es el camino y la situación apenas evoluciona, probablemente la
mano que mueve los hilos tiene poco interés en caminar en esa dirección.
Un tema en el que todos debemos movernos y tomar partido.
Un tema en el que todos debemos movernos y tomar partido.