Me encuentro ante uno de esos
textos sobre los que, aunque ya sé que para gustos los colores, tengo la sensación
de estar equivocándome al opinar. Digo que equivocándome porque el presente
escritor parece estar bien recibido por la crítica; sin embargo, a mí no me
termina de convencer.
En primer lugar, plantea una
historia de primeras llamativa –un hombre que tras un accidente pierde la
memoria y encuentra cosas extrañas en su vida mientras investiga para tratar de
recuperar sus recuerdos-; pero ese planteamiento se parece sospechosamente a un
par de películas relativamente conocidas (que no citaré por no estropear la
trama ni del libro ni de esos filmes) y termina en explicaciones
pseudograndilocuentes que no me convencen.
En segundo lugar, su modo de
escribir resulta elaborado, escogido –he ido al diccionario más que leyendo una
novela corriente en inglés- pero excesivamente farragoso y petulante; pasados
unos minutos iba entrando en su estilo y hasta lograba apreciarlo, pero una vez
detenida la lectura, la sensación que me invadía al retomarla era fundamentalmente
la de pereza.
Y en tercer lugar, todo ello
queda embadurnado por unas extrañas y misteriosas referencias a las moscas, su
modo de actuar, su semejanza con algunos aspectos de la vida humana… que
seguramente tengan su encanto y originalidad para otros, pero a mí solamente me
desconcertaban y junto con las complicaciones de su lenguaje y los vericuetos
de la enrevesada trama me ha provocado, en definitiva, que esta cortita novela
se me haya hecho, fundamentalmente, aburrida y pesada.
Pero, como digo, debo de ser yo
quien está equivocado.
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