El autor, de origen marroquí
escribe, en árabe en la edición original, una especie de diario de su
experiencia como inmigrante sin papeles en España.
A través de sus pensamientos y
reflexiones, a menudo escritas en un bar tomando un café que el camarero
sutilmente le permite tomar sin pedirle que lo pague conociendo su apurada
situación, conocemos de primera mano el día a día de vivir pendiente del coche
de policía que pasa por la calle, de pagar el alquiler de la habitación en el
piso que se comparte (a menudo con otros inmigrantes) o de ser mirado a veces
con recelo.
El libro es algo más poético de
lo que puede parecer. Como uno puede imaginarse, cuesta meterse en la piel de
alguien en esta situación y darse verdadera cuenta de lo duro que es pasar
hambre, no poder hacer nada –o casi nada, incluso con estudios- por cambiar la
situación y sentir nostalgia por el país de origen.
Este libro forma parte de una
colección denominada Memorias del Mediterráneo, en la que personas en árabe
explican sus experiencias. Seguramente merece la pena ponerse en su lugar y
echarle un vistazo a estos textos.
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