"En 1955, un escritor norteamericano llegó a Granada para intentar esclarecer el asesinato de Federico García Lorca, un crimen de resonancia internacional que el régimen de Franco había intentado ocultar bajo un muro de silencio. La araña del olvido está basada en la peripecia real de este hombre, Agustín Penón...". Así comienza el texto de la contraportada de este tebeo, que no copio íntegramente porque cuenta detalles que es preferible descubrir durante la lectura. Enrique Bonet ha indagado con rigurosidad en títulos de investigación sobre este asunto con el objetivo de reflejar, como decía el texto citado, cómo el escritor indagó durante años acerca de lo ocurrido con el querido poeta y cómo lo transformó para acercarlo a los potenciales lectores.
Son más de ciento sesenta páginas, con texto y diálogos abundantes que convierten la lectura en algo más trabajoso de lo que a priori uno espera entre tanta viñeta, en los que indudablemente se logra entrar de pleno en la asfixiante atmósfera que muchos vivían durante el franquismo. Silencios, conversaciones a escondidas, riesgo de ser encarcelado por motivos muy discutibles... todo queda reflejado, hasta el punto de que el propio Penón, a pesar de no vivir en España, se ve envuelto por esa real sensación de agobio y peligro en la Granada y el Madrid de aquellos momentos.
Son más de ciento sesenta páginas, con texto y diálogos abundantes que convierten la lectura en algo más trabajoso de lo que a priori uno espera entre tanta viñeta, en los que indudablemente se logra entrar de pleno en la asfixiante atmósfera que muchos vivían durante el franquismo. Silencios, conversaciones a escondidas, riesgo de ser encarcelado por motivos muy discutibles... todo queda reflejado, hasta el punto de que el propio Penón, a pesar de no vivir en España, se ve envuelto por esa real sensación de agobio y peligro en la Granada y el Madrid de aquellos momentos.
Si bien como lectura me ha resultado un poco lineal, pues al final lo que encontramos es simplemente justo lo dicho, diálogos con personas de todos los bandos y nueva información que el escritor anota y memoriza, una vez más aplaudo que un producto literario posea contenido, fuerza, y que en definitiva difícilmente deje al lector indiferente.
El medio no es inocente, y contemplar este horrible mundo en blanco y negro, en viñeta y con pausa, aporta algo diferente a observarlo y conocerlo mediante otros medios.
El medio no es inocente, y contemplar este horrible mundo en blanco y negro, en viñeta y con pausa, aporta algo diferente a observarlo y conocerlo mediante otros medios.