Jon Bilbao presenta en esta novela tres historias independientes, pero con un nexo común: hablan cada una de una persona que, por el motivo que sea, desea estar sola. En el caso del primer relato, denominado Columna, asistimos a la vida de un estilita, es decir, de alguien que por motivos religiosos se sube a una columna y pasa su vida en ella, malviviendo de lo que los visitantes le llevan. En el segundo, Tepuy, un hombre convence a un piloto de helicóptero para que le lleve a un tepuy venezolano (un terreno llano muy alto e inaccesible) con el objetivo de estudiar una especie endógena de ranas. Y en el tercero, Torre, un hombre compra y remodela una torre en Menorca en la que vivir aislado, tratando de ignorar a todo el mundo, pues años atrás inventó una web de gran éxito que generó muchos detractores hacia su persona.
A lo largo de estas páginas asistiremos y trataremos de desentrañar los motivos, no necesariamente tan claros como los descritos, por los que cada uno de ellos busca la soledad, cómo la viven, cuáles son sus deseos, y esto nos permitirá reflexionar sobre asuntos como la independencia que se consigue, quizá, al llevar una vida tan distinta o la necesidad que es posible que tengamos de estar con otros.
Ya cuando leí Shakespeare y la ballena blanca, en el que conocíamos al célebre dramaturgo británico en una travesía en barco y sus pensamientos respecto a la escritura, su época histórica y otros asuntos, observé que este escritor suele decantarse por temáticas potentes, situaciones inusuales, y lo hace a través de una escritura cuidada, elegida pero accesible. Leerlo deja la sensación de que hay más debajo de sus palabras de lo que de primeras uno llega a captar.
A lo largo de estas páginas asistiremos y trataremos de desentrañar los motivos, no necesariamente tan claros como los descritos, por los que cada uno de ellos busca la soledad, cómo la viven, cuáles son sus deseos, y esto nos permitirá reflexionar sobre asuntos como la independencia que se consigue, quizá, al llevar una vida tan distinta o la necesidad que es posible que tengamos de estar con otros.
Ya cuando leí Shakespeare y la ballena blanca, en el que conocíamos al célebre dramaturgo británico en una travesía en barco y sus pensamientos respecto a la escritura, su época histórica y otros asuntos, observé que este escritor suele decantarse por temáticas potentes, situaciones inusuales, y lo hace a través de una escritura cuidada, elegida pero accesible. Leerlo deja la sensación de que hay más debajo de sus palabras de lo que de primeras uno llega a captar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario