Título completo: No es para tanto. Divagaciones sobre la lectura.
El profesor y escritor Víctor Moreno ofrece en este libro una serie de reflexiones, de fondo serio pero a veces con un tono distendido y casi bromista, acerca de la lectura, la literatura, los profesores y familias que desean motivar a los niños a leer, y un largo etcétera de conceptos-satélite que rodean al acto y a las bondades lectores.
Aunque la intención de Moreno queda clara al leer unos pocas páginas, pues en el fondo se repite en sus argumentos e intenciones, se agradece toparse con un compendio de reflexiones como éste que pretende quitarle hierro al tema. Moreno considera que hay mucho mito en cuanto a la lectura se refiere: desde bienintencionados profesores y pedagogías, o escritores cuya vida y sentido solo parece fundamentarse en la literatura, hasta frases grandilocuentes que elevan a la categoría de exquisitez el hecho de abrir un libro como si ello nos fuese a proporcionar la más absoluta de las comprensiones del universo o autores que parecen insinuar que quienes no leen son poco más que asnos con vidas desgraciadas y anodinas.
Quizá esta lectura (a la que por cierto le sobran muchas comas innecesarias y confusas) me ha interesado y gustado porque, igual que sucede con el vino o la música clásica, hay quien toma la lectura como un mundo elevado que lo distingue del resto de la plebe y en el que merece la pena dárselas de experto. Sin ningunear ni quitar la importancia que se merece a los libros, me gusta que con estas líneas se intente relajar o relativizar la importancia imprescindible que el tema parece tener para cuestiones como considerarse culto, definir la categoría intelectual de una sociedad o incluso definir la profundidad de pensamiento de un individuo.
Quizá esta lectura (a la que por cierto le sobran muchas comas innecesarias y confusas) me ha interesado y gustado porque, igual que sucede con el vino o la música clásica, hay quien toma la lectura como un mundo elevado que lo distingue del resto de la plebe y en el que merece la pena dárselas de experto. Sin ningunear ni quitar la importancia que se merece a los libros, me gusta que con estas líneas se intente relajar o relativizar la importancia imprescindible que el tema parece tener para cuestiones como considerarse culto, definir la categoría intelectual de una sociedad o incluso definir la profundidad de pensamiento de un individuo.
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