Galdós es uno de esos escritores de los que me acuerdo de vez en cuando a la hora de seleccionar nuevas lecturas pero que termino postergando, casi más por descuido y olvido que por otra cosa. No sé si sus Episodios Nacionales me entusiasmarán, pues solo leí uno por obligación en el bachillerato, pero me parece fabulosa la idea de pasar a ficción lo histórico (terreno que en el área docente no se sabe en general encauzar). Pero sí sé que más allá de los Episodios, los libros de pura ficción de este escritor me parecen interesantes.
Marianela es para mi una relectura, pues lo leí cuando tenía unos diecimuchos años. Comienzan sus páginas cuando Teodoro llega al pueblo para visitar a su hermano, y a raíz de su llegada se nos presentan otros personajes principales: Marianela, una chica pobre, físicamente poco agraciada, sin familia, mal alimentada y acogida en una casa, y Pablo, chico ciego al que Marianela hace de lazarillo. Con la llegada de Teodoro, oftalmólogo dedicado en cuerpo y alma a su trabajo, el padre de Pablo descubre que Teodoro podría operar a aquel para darle la vista que nunca tuvo. Marianela se preocupa al considerar que Pablo, si finalmente logra ver, dejará de considerarla su mejor amiga -o incluso su amor- dado su pobre aspecto físico.
Además de estos hay otros personajes, más o menos secundarios, que permiten tramas e ideas paralelas a la que acabo de describir y que dan un gran contenido a la novela. Así, llegamos a escuchar hablar (o a reflexionar nosotros a raíz de los acontecimientos) sobre el positivismo, la ciencia, sobre si la verdad se siente o hay que verla con los ojos, sobre el modo de ayudar al pobre para mejorar la sociedad, etc. Se trata de una novela de apenas ciento cincuenta páginas, no demasiados personajes y, sin embargo, una gran riqueza de contenido. Galdós aprovecha las oportunidades que brinda la narración para lanzar preguntas, deslizar puntos de vista sobre asuntos importantes de la existencia. Además, el suspense que genera la posible adquisición de vista de Pablo ayuda a que la riqueza de contenido se despliegue de un modo sencillo y suave.
Un libro bonito, cercano, triste, reflexivo, que me parece recomendable y que me abre las puertas a leer más de este escritor.
Marianela es para mi una relectura, pues lo leí cuando tenía unos diecimuchos años. Comienzan sus páginas cuando Teodoro llega al pueblo para visitar a su hermano, y a raíz de su llegada se nos presentan otros personajes principales: Marianela, una chica pobre, físicamente poco agraciada, sin familia, mal alimentada y acogida en una casa, y Pablo, chico ciego al que Marianela hace de lazarillo. Con la llegada de Teodoro, oftalmólogo dedicado en cuerpo y alma a su trabajo, el padre de Pablo descubre que Teodoro podría operar a aquel para darle la vista que nunca tuvo. Marianela se preocupa al considerar que Pablo, si finalmente logra ver, dejará de considerarla su mejor amiga -o incluso su amor- dado su pobre aspecto físico.
Además de estos hay otros personajes, más o menos secundarios, que permiten tramas e ideas paralelas a la que acabo de describir y que dan un gran contenido a la novela. Así, llegamos a escuchar hablar (o a reflexionar nosotros a raíz de los acontecimientos) sobre el positivismo, la ciencia, sobre si la verdad se siente o hay que verla con los ojos, sobre el modo de ayudar al pobre para mejorar la sociedad, etc. Se trata de una novela de apenas ciento cincuenta páginas, no demasiados personajes y, sin embargo, una gran riqueza de contenido. Galdós aprovecha las oportunidades que brinda la narración para lanzar preguntas, deslizar puntos de vista sobre asuntos importantes de la existencia. Además, el suspense que genera la posible adquisición de vista de Pablo ayuda a que la riqueza de contenido se despliegue de un modo sencillo y suave.
Un libro bonito, cercano, triste, reflexivo, que me parece recomendable y que me abre las puertas a leer más de este escritor.
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