“Carlos y Tomás van al mismo
colegio y tienen un sueño común: ser escritores. Impulsados por su amor a la
literatura, empiezan a frecuentar un grupo de teatro aficionado. Así conocen a
Juli, que a partir de ese momento va descubriendo con ellos la amistad, la
ilusión del primer amor y el compromiso por los demás, pero también la
marginación, la pobreza y la incultura”. Así reza la contraportada de esta
novela juvenil, y continúa pero me abstengo de agregar más pues ya empieza a
contar demasiado, como por desgracia tiende a ocurrir.
Leí este libro con unos quince
años y no me atrajo; ahora, con muchos más años, me ha atraído más, seguramente
porque habla de los temas citados antes y es bastante reflexiva dentro de lo
que cabe. En cualquier caso, me da la sensación de que, tal como me sucede a
mí, resultará algo aburrida para los jóvenes y un poco flojita o simple para un
adulto. Sin embargo, tiene su cierto encanto y, una vez más, me recuerda que es
muy recomendable leer textos para jóvenes porque contienen más sustancia de la
esperada.