Título original: Bokhandleren i Kabul-et familiedrama.
La autora es corresponsal de guerra y tras la caída de los talibanes en 2002 en Afganistán pasó unos meses en este país. Conoció de primera mano la vida de la familia Khan, a raíz de lo cual escribe esta especie de novela-documental que permite conocer algunas peculiaridades de la vida allí.
Me resulta imposible decir que este libro me ha gustado. En sí está bien, ya que refleja, a través de algunos personajes, lo que supone ser hombre o ser mujer en ese país, las normas sociales y familiares, etc. Pero la familia es tan numerosa, las referencias históricas tan plagadas de nombres, que cada vez que abría el libro y leía un nuevo capítulo no sabía quién era el personaje que parecía llevar el peso principal de la trama en ese momento ni comprendía bien las referencias a gobernantes previos, guerras, fechas, ciudades y países que se presentaban. De modo que por mucho que avanzase la historia, que quizá por ser una especie de documental no tiene un protagonista claro ni tiene por qué tenerlo, continuaba sin engancharme y sin centrarme un poco en lo que estaba sucediendo.
Si esto se deja aparte, supongo que vale la pena como reflejo realista y realísimo de lo que, aunque parezca increíble, en estos momentos viven millones de personas a no tantos miles de kilómetros de nuestro país.
La autora es corresponsal de guerra y tras la caída de los talibanes en 2002 en Afganistán pasó unos meses en este país. Conoció de primera mano la vida de la familia Khan, a raíz de lo cual escribe esta especie de novela-documental que permite conocer algunas peculiaridades de la vida allí.
Me resulta imposible decir que este libro me ha gustado. En sí está bien, ya que refleja, a través de algunos personajes, lo que supone ser hombre o ser mujer en ese país, las normas sociales y familiares, etc. Pero la familia es tan numerosa, las referencias históricas tan plagadas de nombres, que cada vez que abría el libro y leía un nuevo capítulo no sabía quién era el personaje que parecía llevar el peso principal de la trama en ese momento ni comprendía bien las referencias a gobernantes previos, guerras, fechas, ciudades y países que se presentaban. De modo que por mucho que avanzase la historia, que quizá por ser una especie de documental no tiene un protagonista claro ni tiene por qué tenerlo, continuaba sin engancharme y sin centrarme un poco en lo que estaba sucediendo.
Si esto se deja aparte, supongo que vale la pena como reflejo realista y realísimo de lo que, aunque parezca increíble, en estos momentos viven millones de personas a no tantos miles de kilómetros de nuestro país.
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