Título original: Personal injuries.
El autor ha sido profesor de literatura y además estudió Derecho, hasta llegó a ser fiscal. De modo que sorprende poco que escribiese esta novela en la que la historia se desarrolla entre abogados, fiscales y jueces.
Todo comienza cuando Robert Weaver busca abogado y recurre a George Martin, quien además ejerce de narrador de la historia y testigo de un fragmento importante de todo lo sucedido. El propio Weaver es también abogado y se descubre que junto con su socio Mort ha estado estafando a Hacienda y sobornando a jueces para obtener beneficios a través de sus éxitos. Pero no se trata de un caso que, ya solamente con eso, prometa tener repercusión: además de eso, hasta el presidente de la división judicial del lugar está implicado, y se escuda en otros jueces y alguaciles para dirigir el entramado mafioso. Ha sido nada menos que el fiscal quien ha descubierto todo, así que hasta entra en juego el FBI para, entre todos, tratar de conseguir pruebas y lograr llevar a juicio a los implicados. Se pedirá al propio Weaver que prosiga con sus sobornos para, mediante micrófonos ocultos y seguimientos, conseguir el objetivo propuesto.
Todo comienza cuando Robert Weaver busca abogado y recurre a George Martin, quien además ejerce de narrador de la historia y testigo de un fragmento importante de todo lo sucedido. El propio Weaver es también abogado y se descubre que junto con su socio Mort ha estado estafando a Hacienda y sobornando a jueces para obtener beneficios a través de sus éxitos. Pero no se trata de un caso que, ya solamente con eso, prometa tener repercusión: además de eso, hasta el presidente de la división judicial del lugar está implicado, y se escuda en otros jueces y alguaciles para dirigir el entramado mafioso. Ha sido nada menos que el fiscal quien ha descubierto todo, así que hasta entra en juego el FBI para, entre todos, tratar de conseguir pruebas y lograr llevar a juicio a los implicados. Se pedirá al propio Weaver que prosiga con sus sobornos para, mediante micrófonos ocultos y seguimientos, conseguir el objetivo propuesto.
Se trata, por tanto, de una historia de espionaje interno, de idas y venidas, de tensión, a veces hasta de peligro de la propia vida de algunos de los personajes, donde entran la ley, el Derecho, las trampas, las solicitudes a jueces para instalar sistemas de escucha a los sospechosos, y un largo etcétera de triquiñuelas sumamente creíbles.
La única pega que le encuentro es que para contar una historia así el autor se sirve de una cantidad importante de personajes, a lo cual cabe sumar el hecho de que a veces se refiere a ellos por el apellido, otras por el nombre e incluso en ocasiones por un apodo; por lo cual, me llevó bastante tiempo no perderme demasiado y seguir suficientemente la trama. Más allá de este aspecto, está bien escrita y llevada, con el objetivo simple de entretener y atrapar nuestro interés.
El motivo por el que llegó a mis manos es que recordé otra novela de este escritor que en su momento comenté, Las leyes de nuestros padres, en la que también había una historia cercana a la justicia y la abogacía pero quizá con un matiz de reflexión y de cierta trascendencia que en Demanda infalible no se encuentra.
La única pega que le encuentro es que para contar una historia así el autor se sirve de una cantidad importante de personajes, a lo cual cabe sumar el hecho de que a veces se refiere a ellos por el apellido, otras por el nombre e incluso en ocasiones por un apodo; por lo cual, me llevó bastante tiempo no perderme demasiado y seguir suficientemente la trama. Más allá de este aspecto, está bien escrita y llevada, con el objetivo simple de entretener y atrapar nuestro interés.
El motivo por el que llegó a mis manos es que recordé otra novela de este escritor que en su momento comenté, Las leyes de nuestros padres, en la que también había una historia cercana a la justicia y la abogacía pero quizá con un matiz de reflexión y de cierta trascendencia que en Demanda infalible no se encuentra.
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