Autor: Gabriel García Márquez.
El coronel visita el puerto cada viernes en espera de una carta que nunca llega. Su esposa y él apenas comen y venden lo que pueden de entre los objetos de su casa para obtener algo de dinero. Han perdido a su hijo y de él solamente les queda como recuerdo un gallo, al que crían para que más adelante pelee y obtener con él con qué vivir. Octubre se vive por el protagonista como un mes nefasto.
Esto me encontré y éstos son los personajes y sucesos principales de la novela. En el primer capítulo, quizá también en el segundo, me topé con una prosa aparentemente sencilla y escueta que contaba mucho con una evidente economía de palabras. Por ello y porque la novela es muy corta, la terminé. Sin embargo, como siempre que uno lee una novela reconocidísima, bajo lo que se dice hay muchísimo más de lo que a primera vista se ve. Con que uno investigue unos minutos en cualquier web descubrirá posibles significados de todo lo que cité al comenzar. Como de todo apenas había intuido la mitad, y eso siendo benévolo conmigo mismo, me encuentro (una vez más) en un dilema a la hora de criticar un texto, pues necesitar de explicaciones para ver lo que no vi por mí mismo y que al final cada uno pueda interpretar una cosa diferente es, sin duda, riqueza pero no me atrae. Quizá porque no voy a aparecer haciéndolo en una edición de Cátedra dando mi versión u opinión. Creo que prefiero las novelas en las que, con riqueza de expresión, palabras acertadas u otros méritos, me pueda quedar con la sensación de haber captado en cierto modo lo que el autor pretendía contar. ¿Será que mi comprensión o capacidad es limitada y debo dedicarme a textos escritos con menos aspiraciones? ¿Será que me cuesta apreciar la maravilla de encontrar decenas de significados según quien lo lea? Quizá. Les dejo a otros el placer de extasiarse con esta joya.
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