viernes, 30 de enero de 2015

El rastro (Gloria Fuertes)



La conocida autora madrileña publicó relatos en la revista femenina “Chicas, la revista de los 17 años” entre 1953 y 1955. En este volumen se recopilan algunos de ellos y creo que sin duda Gloria Fuertes daba lo mejor de sí en la poesía, pues sea porque el destinatario de estos relatos era joven (aunque diecisiete años ya es una edad, quién sabe si no tanto por aquel entonces), o porque realmente no se le daban muy bien, lo que cuentan  son historias excesivamente sencillas, apenas desarrolladas y olvidables con tremenda facilidad.

martes, 27 de enero de 2015

Discursos de Estocolmo (José Saramago)



Título en español: Discursos de Estocolmo.
En este libro, que dadas sus escasas páginas podría casi pasar por folleto, se hallan dos discursos pronunciados por el archiconocido escritor portugués.
En el primero relata cuáles fueron las personas que más influyeron en él, tanto en los momentos de su vida que con ellos compartió como, más tarde, recordándolos y usándolos como base para inspirarse en su literatura.
En el segundo, leído en la ceremonia de entrega del Premio Nobel de Literatura, recuerda que los derechos humanos, a pesar de estar firmados por multitud de países, deben ponerse en práctica y estamos todavía lejos de conseguirlo.
Como sucede con los grandes escritores, ambos discursos están desarrollados eficaz y elegantemente. Especialmente el segundo, que gracias a su enorme brevedad y concisión, debió de sonrojar a cualquier político o mandamás presente.

lunes, 26 de enero de 2015

El anticuerpo (Julio José Ordovás)



Este escritor zaragozano, que yo desconocía hasta ahora, habla sobre un muchacho llamado Josu, el pueblo en el que vive y algunos personajes con los que se codea. Vemos tanto episodios de su infancia como pensamientos en su edad adulta.
Me gustaría poner por las nubes esta novela, entre otras razones por ser Ordovás, como dije, de mi ciudad. Lo cierto es que escribe muy bien, tiene frases enmarcables y merece echar un vistazo a otros trabajos suyos. Sin embargo, ante la ausencia de un argumento concreto más allá del conocer momentos de la vida de protagonista, he echado de menos que atrape un poco. Por otra parte, he tenido la sensación de que en ocasiones lo que contaba tenía poca trascendencia.
Pero lo cuenta bien, con eso me quedo. Se trata de una novela corta y lo peor que se puede decir es que está más elaboradamente escrita que muchos otros textos que puedan caer en vuestras manos.


martes, 20 de enero de 2015

Día de perros (David Jasso)



La historia que cuenta la novela transcurre en un solo día y comienza cuando un par de amigos, en el fondo uno de ellos, decide en unos segundos robar un perro cuya dueña se ha despistado con el objetivo de conseguir dinero al devolverlo. Enseguida lo que parecía un plan efectivo y sencillo se complica. Se narra desde la perspectiva de uno de los amigos, que lo escribe a posteriori por recomendación de su terapeuta, y los dueños del perro. El lector conocerá en todo momento los pensamientos de los personajes, especialmente en el caso del protagonista, el cual no solo muestra su opinión acerca del improvisado plan sino también de su situación familiar y afectiva.
Durante casi la mitad de la novela me pareció estar pobremente escrita –como el texto de quien ha probado por primera vez a publicar algo-. Aunque no la recomiendo en absoluto, salvo si os hace ilusión reconocer los diferentes lugares de Zaragoza que aparecen, al principio es lenta e infructuosamente profunda pero una vez se llega a la segunda mitad del texto éste se vuelve más ameno, toma mejor ritmo, y consigue que queramos llegar al final para conocer el desenlace. Totalmente intrascendente y prescindible, en cualquier caso.

martes, 6 de enero de 2015

La noche más oscura (Ana Alcolea)


Valeria descubre que su madre, en busca de tranquilidad, ha reservado unas vacaciones en un perdido faro noruego. Con pocas ganas viaja y conoce gente interesante y, de modos peculiares que es preferible no adelantar, hechos ocurridos décadas atrás que han caído en el olvido.
Esta novela, ganadora del VIII premio Anaya de literatura infantil y juvenil, comienza titubeando y con poco que ofrecer pero, para mi sorpresa, llega a conseguir que el lector, también el adulto si acude con pocas expectativas, aumente progresivamente su interés hacia los personajes y el desenlace de la historia. Viaje, iniciación, fantasía, descubrimiento de sí mismo y algo de historia se entremezclan en estas páginas. Escrita de un modo sencillo, permite pasar el rato agradablemente.