Título original: アフターダーク
Cuando empecé a leer el primer
capítulo, que tenía unas veinticinco páginas, y lo terminé con facilidad de un
tirón recordé enseguida unas de las razones por las que este autor es tan
vendido y leído: porque tiene algo que atrapa.
No me considero un ferviente
seguidor de Murakami y sin embargo termino ante una nueva novela suya de vez en
cuando, seguramente porque, como acabo de indicar, suele mostrar una prosa sencilla
de leer y a la vez profunda e introspectiva.
En este libro se presenta una
historia que transcurre en una sola noche y que está presentada
intencionadamente como una película en el sentido de que a veces las
descripciones tienen lugar imitando la observación y la posición de una cámara
de cine y de que lo que se narra, dividido en capítulos presentados con la
esfera de un reloj que va avanzando durante esas horas de oscuridad, es lineal.
El nexo de unión es Mari, una chica que está sentada a la mesa de un pequeño
restaurante comiendo un sándwich y leyendo y que, de modo involuntario, va
siendo testigo de los pensamientos y vidas de algunos personajes que, por
distintos motivos, también están despiertos a esas horas.
Como viene siendo habitual en Murakami, las conversaciones entre la protagonista y los demás personajes tendrás ese matiz profundo, misterioso, bonito y mágico que hará agradable la lectura y sencillo dejar un buen sabor de boca.
Como viene siendo habitual en Murakami, las conversaciones entre la protagonista y los demás personajes tendrás ese matiz profundo, misterioso, bonito y mágico que hará agradable la lectura y sencillo dejar un buen sabor de boca.
Siempre me queda la sensación, a
medio o largo plazo, de que las novelas de este autor dejan poco poso, se
evaporan. Por ello me da por pensar que sus textos, a pesar de lo dicho, son
poco más que espectacularmente agradables de leer. Lo cual, sin duda, es un
buen motivo para conocerlos.
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