El filósofo habla de lingüística.
Señala que, a pesar de la reciente evolución de la misma acercándose a otros
campos científicos –como la psicología o la antropología-, existe aún una
carencia en el estudio del idioma: considerar éste no como un instrumento
ideal, un concepto platónico, sino como un algo que las personas usan para su
interés, dentro de un mundo personal puesto en común en sociedad y dependiente
de las vivencias, pensamientos… de cada cual. Por el camino, por tanto, se
repasan conceptos lingüísticos, se observa su evolución y todo ello se va
entremezclando con los complejos pero sencillamente explicados razonamientos de
Marina.
Una lectura recomendable e
interesante para filológos y curiosos.