Lo bueno y lo malo de este libro
es que cuenta lo que promete en la portada.
Se dan incontables ejemplos de
los gastos excesivos y en buena parte injustificados que esos ciudadanos
especiales que llamamos políticos tienen para llevar a cabo su labor: coches
oficiales y su uso incontrolado, retención fiscal baja, contratación de
familiares como asistentes, deuda debido al gasto de los ayuntamientos…
Por otro lado, se tocan temas
como la ausencia de una institución que controle el número real de políticos
(de todos los niveles) que hay en nuestro país, los excesivos gastos del
Congreso por navidad, las pensiones eternas y enormes que conocidos políticos
disfrutan y disfrutarán…
En definitiva, ejemplos
innumerables de cómo es imposible controlar a quienes nos controlan, sean del
partido que sean, grande o pequeño.
El libro resulta sin duda
recomendable. Encontraréis muestra tras muestra de despilfarro. Sin embargo, personalmente
me habría gustado algo más que un mero reflejo de una realidad que más o menos
los que estamos fuera de La Casta ya imaginábamos; quizá, por ejemplo, una
propuesta de cambio, ideas para transformar lo que sólo a Ellos complace.
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