Es una autora que, en su libro de relatos "El mes más cruel" me atrajo porque escribe de un modo un tanto misterioso, críptico, como translúcido; a menudo deja la sensación de que hay aspectos de los personajes o de la historia que se narra que se dejan sin explicar o que quedan en manos del lector para que los hilvane como considere oportuno.
El problema es que en aquel libro de relatos la cosa me gustó, pero en Las hijas de Sara, que no es una novela larga pero tiene sus doscientas páginas, esas mismas características terminan por hastiar.
Se narra la historia de una familia que vive en una casa levantada en mitad de la nada, en una zona desértica, a bastantes kilómetros de una ciudad. Hay una convivencia tensa y poco a poco se van dando pistas de los porqués. Y sin duda Pilar Adón sabe darle cierto misterio a los pequeños o grandes secretos que la vida de cada uno de ellos encierra, pues de hecho la lectura atrapa hasta cierto punto y consigue que se desee saber qué pudo suceder anteriormente para que la relación de la familia parezca tan deteriorada. El problema viene cuando, como he adelantado, descubrimos que el final de la novela no es esclarecedor y nos deja con casi tanta incertidumbre como al principio.
¿Es necesario saber todo para que la lectura de un libro haya merecido la pena, o acaso no sabemos saborear una historia bien escrita si no satisface nuestra ávida curiosidad? Una vez más, cada lector opinará de un modo distinto.
De lo que no cabe duda es de que Pilar Adón tiene un estilo propio, y quizá por ello valga la pena darle una oportunidad.
El problema es que en aquel libro de relatos la cosa me gustó, pero en Las hijas de Sara, que no es una novela larga pero tiene sus doscientas páginas, esas mismas características terminan por hastiar.
Se narra la historia de una familia que vive en una casa levantada en mitad de la nada, en una zona desértica, a bastantes kilómetros de una ciudad. Hay una convivencia tensa y poco a poco se van dando pistas de los porqués. Y sin duda Pilar Adón sabe darle cierto misterio a los pequeños o grandes secretos que la vida de cada uno de ellos encierra, pues de hecho la lectura atrapa hasta cierto punto y consigue que se desee saber qué pudo suceder anteriormente para que la relación de la familia parezca tan deteriorada. El problema viene cuando, como he adelantado, descubrimos que el final de la novela no es esclarecedor y nos deja con casi tanta incertidumbre como al principio.
¿Es necesario saber todo para que la lectura de un libro haya merecido la pena, o acaso no sabemos saborear una historia bien escrita si no satisface nuestra ávida curiosidad? Una vez más, cada lector opinará de un modo distinto.
De lo que no cabe duda es de que Pilar Adón tiene un estilo propio, y quizá por ello valga la pena darle una oportunidad.
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