Hace tiempo, ya unos cuantos años, pasé por una librería que se estaba quitando de encima libros de la colección Austral, que si no me equivoco están descatalogados hace milenios, a precios irrisorios. Había títulos interesantes y en un arranque de, en este caso, sano consumismo adquirí varios.
Uno fue éste. Al leer el título, quizá penséis, como yo, que se trata de un conjunto de ensayos excesivamente profundos que dormirían al más atrevido. ¿Pues sabéis qué? Que si pensáis así, daréis en el clavo.
El caso es que el título era llamativo y de vez en cuando me gusta atreverme con lecturas que sé que van a ser arduas. Esta vez he ido demasiado lejos y me he encontrado con unas reflexiones interesantísimas (dicha sea esta palabra literal pero también irónicamemente) que a menudo no era capaz de seguir bien o, eso prácticamente siempre, olvidaba al poco de cerrar las páginas.
Los títulos de otros de los ensayos contenidos en este no muy extenso volumen –aunque, como digo, denso- son “La literatura de la condición humana”, “El mensaje del superrealismo”, “Nietzsche y su psicología” o “La idea del hombre en la biología moderna”.
Sigo pensando que toca temas interesantes. Temas que rozan áreas variadas, desde la literatura hasta la biología o la filosofía (a veces innecesariamente impregnados por las creencias religiosas del autor). Me gusta intentar aprender algo acerca de estos ámbitos del conocimiento, porque quiero pensar que sólo hace falta alguien que sepa transmitir bien las ideas a un público que tenga conocimientos muy básicos sobre ellos. Por desgracia, a mí no me ha parecido que éste sea el caso, lo cual no quita para que en ocasiones me haya encontrado alguna idea que me haya resultado interesante; pero, como digo, he olvidado fácilmente lo leído y a veces la mera redacción de las ideas y un vocabulario algo técnico y/o difícil no facilitaban la tarea.
Sigo pensando que toca temas interesantes. Temas que rozan áreas variadas, desde la literatura hasta la biología o la filosofía (a veces innecesariamente impregnados por las creencias religiosas del autor). Me gusta intentar aprender algo acerca de estos ámbitos del conocimiento, porque quiero pensar que sólo hace falta alguien que sepa transmitir bien las ideas a un público que tenga conocimientos muy básicos sobre ellos. Por desgracia, a mí no me ha parecido que éste sea el caso, lo cual no quita para que en ocasiones me haya encontrado alguna idea que me haya resultado interesante; pero, como digo, he olvidado fácilmente lo leído y a veces la mera redacción de las ideas y un vocabulario algo técnico y/o difícil no facilitaban la tarea.
Seguiré, sin embargo, intentando encontrar títulos que me puedan acercar a terrenos tan imponentes como la filosofía. Si vosotros pensáis como yo, os animo a que lo intentéis.
Cabe señalar que al final del libro viene una extensa lista de interesantes títulos de Austral que seguramente no sean difíciles de encontrar en las bibliotecas.