El autor trata de aunar ciencia y espiritualidad en estas páginas. Para ello nos habla del cerebro, de experiencias cercanas a la muerte, de la evolución de la especie humana, de religión, de creencias, de física cuántica... Procura dar explicaciones demostrables a fenómenos que cuesta comprender e insiste en abrirse a aquello que la ciencia a día de hoy no sabe explicar pero que intuimos, o a veces directamente experimentamos, que es real.
Por una parte, este título ofrece una lectura más o menos amena que permite adentrarse en esa parcela misteriosa de la vida: cómo disfrutarla, cómo tratar de que nuestro cerebro no esté en el pasado ni en el futuro, encontrarle un sentido a todo, convivir con la idea de la muerte, plantearse si hay más después de fallecer... Por otro, tengo la sensación de haber leído ya no pocos libros que vienen a hablar de lo mismo y, probablemente, con mayor profundidad.
Por una parte, este título ofrece una lectura más o menos amena que permite adentrarse en esa parcela misteriosa de la vida: cómo disfrutarla, cómo tratar de que nuestro cerebro no esté en el pasado ni en el futuro, encontrarle un sentido a todo, convivir con la idea de la muerte, plantearse si hay más después de fallecer... Por otro, tengo la sensación de haber leído ya no pocos libros que vienen a hablar de lo mismo y, probablemente, con mayor profundidad.
En definitiva, me parece una lectura sencilla pero recomendable principalmente a quienes estén comenzando a interesarse por el crecimiento espiritual y todavía necesiten un apoyo tangible y más cercano basado en lo científico; es decir, una voz confiable que les anime a caminar algo más allá de lo que la ciencia admite como real a día de hoy.
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