Título original: Konbini Ningen.
En primera persona, Keiko Furukura nos cuenta su vida como trabajadora en una konbini, un supermercado japonés que abre veinticuatro horas al día. Se siente una persona extraña, que no encaja en lo que aparentemente la sociedad espera de ella, pues a sus treinta y seis años no tiene pareja ni hijos, continúa en ese trabajo por horas, gestiona mal la incertidumbre de la vida y encuentra en ese trabajo que las cosas son predecibles y que sabe lo que tiene que hacer.
Es una novela sencilla, cortita y que apela a ese lado del lector que se ha sentido alguna vez diferente o inadaptado. Si bien cuesta imaginar un caso tan intenso o extremo como el de la protagonista en la realidad, al mismo tiempo probablemente existan personas que en cierto grado encuentran áreas de su vida a las que, como esta dependienta, se agarran para poder continuar adelante.
Lo mejor y lo peor de este libro es que lo que cuenta simplemente es eso. De un modo sencillísimo de leer, con poquitos personajes y provocando reflexión. Una escritora a tener en cuenta, sin duda.
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