El autor, experto en yoga y orientalismo, nos cuenta en esta novela un momento de la vida de Hernán, un hombre de mediana edad que decide viajar a la India para encontrarse a sí mismo, tras un periodo de sensación de vacío. Durante su periplo, conoceremos a la vez que él un poquito de ese país, algunos personajes más o menos evolucionados a nivel espiritual y quizá nos sentiremos reflejados en las continuas dudas y desasosiegos del protagonista. Como ya adelanta el título, un faquir proveerá a Hernán de valiosas experiencias que le ayudarán a dejar a un lado lo innecesario y a escucharse más a sí mismo.
Si bien la novela no me ha parecido particularmente llamativa, me ha entretenido y gustado, pues ando (salvando las distancias) en un momento personal similar al del personaje principal de la novela y, por diferentes circunstancias, he leído este texto muy despacio; de hecho me ha llevado varias semanas a pesar de que son poco más de trescientas páginas, e ir así, sin prisa y saboreándolo, ha sido agradable y ha ido muy en consonancia con alguno de los mensajes que se lanzan. Me parece muy acertada la constante comparación entre la actitud del funambulista y la que debe ser la nuestra al caminar por la cuerda de la vida. Cabe señalar, por si lo dicho no lo insinúa suficientemente, que acción hay poca; el lector debe asumir que es una novela de crecimiento personal. De todos modos, algunos personajes son entrañables y se siguen los hechos con interés; también debo indicar que da la sensación de que, dado lo infinito del viaje comenzado por el protagonista, Calle parece no saber bien cómo terminar la trama, así que el final no es tal o queda bastante abierto.
Una novela para paladear detenidamente, con algunas afirmaciones para reflexionar, y sin duda un autor que tiene mucho que contar o que, más exactamente, ya lo viene contando mediante otras novelas, ensayos y charlas desde hace tiempo.
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