Irene, la protagonista de este libro en torno a la cual pivotan el resto de los personajes, tiene poco más de veinte años a mediados del siglo XX en Madrid y le interesa el mundo de la canción, aunque al mismo tiempo está haciendo una formación exhaustiva de Secretariado. Debatiéndose entre la pasión y la seguridad, comienza a conocer a Nick, un militar que trabaja en la base americana y del cual se enamora. Pronto algo sucederá que le hará replantearse su vida.
Además de eso, los otros personajes ayudan a mostrar la España del momento: amigos que hacen de extra en películas monumentales estadounidenses, compañeros de la escuela artística, la madre y sus ideas distintas a las de la hija, amistades homosexuales, conocidos que le informan sobre el mundo de la canción...
Poco más se puede contar sin revelar mucho más de la trama. En un primer momento, quinientas páginas, o casi, me daban algo de pereza. Sin embargo, pronto descubrí que se leen con bastante facilidad y el autor nos hace ponernos en la piel de Irene enseguida. En líneas generales, aunque es indiscutible que este texto permite conocer y ver reflejado cuán diferente era la vida en plena dictadura franquista respecto a la actual, lo que se cuenta me ha interesado lo justo, pues no deja de ser una chica o mujer joven tratando de salir adelante con sus circunstancias, alegrías y penas y tengo cierta tendencia a que las desventuras de un personaje de ficción me importen poco. Pero una vez puestos en harina, como digo se lee con bastante interés, la prosa resulta dinámica, con los diálogos suficientes para que el conjunto resulte ágil, y si bien desconozco el resto de la obra de Mena (salvo Alcohol de quemar, que comenté hace unos meses), por lo que no puedo saber si me hallo ante una obra particularmente buena suya o peor, sí que puedo afirmar que permite pasar un rato agradable y llegar a sentir aprecio por algunos de los protagonistas.