Autor: Manuel Escudero.
Si por algo me parece importante
la lectura durante toda la vida es porque considero que permite acceder de un
modo directo y más reflexivo a cuestiones, ideas, pensamientos… que de otro modo
sólo conoceremos si por suerte nuestros amigos o la sociedad en general se ha
ido empapando de los mismos y/o tenemos la suerte de que la sociedad y los
gobiernos las vayan dando a conocer. La lectura, además, nos sirve para
fomentar la imaginación, ser creativos, etc. Pero no es ése es el caso, no al
menos en lo que a ficción se refiere, de este libro. Aquí se habla de política
y de cambios necesarios.
Escudero es socialista y, a raíz
de su experiencia práctica en diversas organizaciones más o menos cercanas al
mundo político, trata en este libro la necesidad de que la política, tal como
funciona en la actualidad, dé un giro de ciento ochenta grados.
Si, como decía hace un momento,
considero la lectura importante es porque he tenido la sensación de que lo que
aquí se cuenta, explica y justifica requiere del formato del libro (extenso,
reflexionado, justificado, ejemplificado) para calar en el receptor y ser bien
comprendido. Es uno de estos libros que cualquier adulto debiera leer.
Cuesta resumir en unas pocas líneas
la esencia de la argumentación, pero podría decir que Escudero estima que, dado
el amplio conocimiento del ciudadano actual gracias a la globalización (y sus
consecuencias positivas, como el intercambio rápido de conocimientos entre
personas de todo el planeta), éste es consciente de que son necesarios cambios
en diversos aspectos, de que el motor de estos cambios son los políticos y de
que, según explica, se hace fundamental un cambio a un neorrepublicanismo que
permita una democracia con mayor control por parte del ciudadano, que elimine
desigualdades, que fomente (nunca exija) responsabilidad social, ecológica,
económica, salarial… a las empresas más allá de sólo responder ante sus
accionistas, que haya o se desarrollen mejor organizaciones internacionales para lograr acuerdos ecológicos, económicos,
políticos entre los países del mundo.
Dicho así, rápida y sucintamente,
quizá no se perciba lo importante e interesante del libro. El autor lo explica
con claridad y uno, al leerlo, se da cuenta de que, poco a poco, desde que nos
empezamos a movilizar con temas como la guerra de Irak, el 11-M o el nunca
máis, el homo globalis que cada uno de nosotros es ha determinado unos valores
básicos que le hacen movilizarse sin apenas organización, motu propio.
Es muy recomendable. No dejéis de
leerlo. Me quedo con una de las ideas que Escudero deja caer en estas páginas:
si bien el homo globalis no es un activista a tiempo total, tiene claros una
serie de valores básicos (como la no dominación o la mayor cercanía entre
políticos y el ciudadano) y cuando éstos no se respetan, se organiza
rápidamente para salir a la calle y manifestar su desacuerdo. Y esto, indica el
autor, aunque a veces lo dudemos, está modificando y logrando cambios positivos
entre los políticos y en organizaciones internacionales, que tarde o temprano
deberán entender que no pueden continuar sin escucharnos.
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