Título original: The power of intention.
El fallecido conferenciante y autor de numerosos libros de crecimiento personal habla en este libro de la capacidad que cada uno de nosotros tiene de alinearse con la intención del universo, Dios o como lo desee denominar para entrar en una actitud de confianza, de desarrollo, de observación de lo bueno, que parta de vivir como si uno ya estuviese pleno y en el punto en el que quiere estar. De modo que dicha actitud, en lugar de prestar atención a lo que desde el ego sentimos que nos falta, nos lleve a fluir con nuestro presente y a que la propia existencia nos provea de maneras aparentemente casuales de lo que más nos hace falta para nuestro desarrollo. El libro da vueltas una y otra vez a estas ideas: cómo es la intención del universo, cómo alinearse con ella, en qué aspectos debo centrar mi atención para estar en esa vibración, qué características suelen presentar quienes adoptan esa actitud ante la vida, etc.
A riesgo de repetirme respecto a otros libros comentados similares a éste, lecturas como ésta pueden ser recibidas por el lector de dos maneras esenciales (maneras que, además, son grosso modo descritas en este propio libro como ejemplos de estar conectados o no con la intención). Una, como un conjunto de propuestas preciosas, que destilan positividad y tienen todo el aspecto de proveer con una alta felicidad a quien viva de ese modo, y a su entorno. La otra, como una serie de afirmaciones que suenan muy bien pero que uno no se siente capaz de llevar a la práctica, las ve demasiado ideales y va a abandonar al tercer o cuarto intento. Mi escepticismo respecto a libros como éste siempre está ahí presente, y en el caso de este título he sentido un bamboleo constante entre las dos perspectivas mencionadas. Más bien, opino, puede ser una manera de tomar ideas pero quizá describe ante todo el objetivo ideal que, mediante otras maneras más vivenciales que ponerse a adoptar actitudes así de repente tras leer un libro, uno puede llegar a alcanzar tras un trabajo personal importante que, creo, no puede surgir de un simple "dejo a un lado el ego y los pensamientos negativos y me alineo con el universo", y ya halehop, p´alante.
Pero, insisto, una delicia leer propuestas tan bonitas y además saber que algunas personas consiguen llegar a un punto de tal paz interior y de fluir con los acontecimientos de su vida.