Garzón publica este libro en
2005. Sorprende, o no, que sin haber sido todavía inhabilitado para ser juez,
todo lo que cuenta, dice, hace y piensa y su posterior eliminación encajen como
un guante.
El juez hace un repaso de sus
años en la Audiencia Nacional y de las experiencias profesionales y personales
que, en su afán por hacer justicia, ha vivido en primera persona. Muchas de
ellas hablan de ETA, de la descoordinación entre las diferentes policías, del
GAL, de la escasa implicación y valentía de muchos jueces españoles… Tras la
lectura, queda la sensación de que en su momento los medios de comunicación
ofrecieron interesadamente una imagen tergiversada de Garzón, mostrándolo como un
personaje con afán de protagonismo que se metía donde no debía. Precisamente su
insistencia en llegar hasta el fondo del asunto le creó esa, seguramente,
inmerecida fama y le llevó, no me cabe duda, a que hoy día no pueda ya
continuar su trabajo.
Una lectura interesante que nos
abre los ojos, otra vez más, a lo que los de arriba no quieren que removamos
mucho.