En este libro, el autor se propone dos cosas: dar una cierta base a un estudiante de bachillerato que vaya a vivir su, quizá, último contacto con la filosofía en toda su vida, o bien ayudarle a cualquier persona en general con ganas de adentrarse en un terreno a veces tan complicado. No hace falta qué diga cuál de los dos casos es el mío.
Afortunadamente, Savater no se limita a repetir las mismas cosas que uno se encuentra en otros libros de filosofía o en el instituto; es decir, no elabora un resumen de la historia de la filosofía y cita en orden cronológico a los filósofos más conocidos y respetados y sus diversas ideas. Va un poco más allá, o más acá –eso ya lo ha de decidir el lector, supongo- , y se detiene en unos cuantos conceptos fundamentales desde el punto de vista filosófica y reflexiona en voz alta, con un poquito de subjetividad, de toque personal, sobre los mismos. Como es de esperar, cita a filósofos de nombre a menudo archiconocido –otros no tanto-, pero no a modo de aburrida letanía sino con el objetivo de ofrecer varias perspectivas sobre el tema que esté tratando en ese momento. Así, dedica un capítulo a cada concepto y habla de la muerte, la razón, el yo, el lenguaje, el universo, la libertad, lo natural, la sociedad, el tiempo…
Está claro que si uno se propone hablar de los reyes godos o de la teoría de la relatividad, la probabilidad de que el oyente encuentre muy ameno el tema y la explicación correspondiente no es muy alta, no al menos tanto como si nos cuentan un chismorreo o una historia de suspense. Quiero decir que hay que coger este libro con cierto ánimo de aprender cosas que, como bien sabe el autor, a menudo olvidamos, sobre las que no reflexionamos o que directamente no parecen merecer nuestro tiempo ni esfuerzo. Pero en mi opinión Savater explica con cierta sencillez, para todo el mundo (o al menos para los mínimamente interesados en atreverse a filosofar un poquito), estos conceptos, las varias perspectivas que ha habido siempre (¡y sigue habiendo, he ahí lo interesante, la repercusión directa en nosotros!) sobre ellos, y con afán didáctico se va haciendo preguntas en voz alta para hacernos ir de un lado a otro y, en definitiva, hacernos pensar. Procura con éxito no abusar de terminología complicada y que, al menos así ha sido en mi caso, el lector se detenga a reflexionar, entienda el porqué de algunas ideas que a veces casi sin saberlo tiene sobre conceptos básicos de nuestra existencia y se quede con dudas diferentes a las que tenía en un principio.
Porque, como bien dice Savater, la filosofía no explica las cosas tal cual son, sino que ofrece opiniones subjetivas en términos lo más claros posible, a sabiendas de que cada reflexión en voz alta será siempre refutable, debatible y mejorable.
De verdad, dadle una oportunidad: para tratarse de filosofía es poco denso y académico.